miércoles, 19 de noviembre de 2008

PEQUEñO ESBOSO DE ISABEL DE TRINIDAD

) Envoyé : 2006-09-03 23:03





HERMANITA ISABEL


María Isabel Catez es la Beata Isabel de la Trinidad, nació en Bourges, Francia, el 18 de Julio de 1880.
No había cumplido aún 14 años, cuando escogió a Cristo por único Esposo. Ya desde niña tenía una gran piedad.

Estudió piano y obtuvo muchos premios, y tuvo varias oportunidades para casarse, pero más tarde escribirá: "Mientras bailaba como las demás y tocaba piano, mi corazón estaba entero en el Carmelo que me llamaba".

A la edad de 21 años Isabel tomó los hábitos del Carmelo en 1901. Sufrió una enfermedad dolorosa y terrible.
El 9 de Noviembre de 1906 se cumplió su deseo: "Jesús, mi alma te busca, quiero ser pronto tu esposa. Contigo quiero sufrir, y para encontrarte quiero morir".

El Papa Juan Pablo II la beatificó el 25 de Noviembre de 1984.

ESPOSA DE CRISTO

SER ESPOSA DE CRISTO
Ser esposa de Cristo!
“Esposa”:
Todo cuanto este nombre hace presentir de amor dado y recibido, de intimidad, fidelidad, abnegación absoluta….
Ser esposa es entregarse como El se entregó, ser inmolada como El, por El y para El…es Cristo mismo que se hace todo nuestro, y nosotros que nos hacemos totalmente suyos… ser esposa es tener plenos derechos sobre su corazón.
Es un cruce un cruce de corazones abiertos a toda la vida… Es vivir con… siempre con… es reposar de toda cosa en El, y permitirle a El reposar de todo en nuestra alma…
Es no saber otra cosa que amar:
amar adorando, amar reparando, amar orando, suplicando olvidando;
amar siempre y de todas las formas.
“Ser esposa” es tener los ojos en sus ojos, el pensamiento obsesionado por El, el corazón apresado totalmente, totalmente invadido, como fuera de sí mismo, traspasado a El, el alma llena de su alma, llena de su oración, tener el ser cautivado y dado…
Es estar mirándolo de hito en hito, y sorprender hasta la menor señal su más pequeño deseo; es entrar en todas sus alegrías, y compartir todas sus tristezas.
Es ser fecunda corredentora, engendrar hijos adoptivos del Padre, los rescatados por Cristo, los coherederos de su gloria.
“Ser esposa” esposa del Carmelo es tener el corazón ardiente de Elías, el corazón traspasado de Teresa, su “verdadera esposa”, puesto que ella cela su obra.
En fin, ser tomada por esposa, mística esposa, es haber fascinado su corazón hasta tal punto que olvidando toda distancia, el Verbo se derrama en el alma como en el seno del Padre, con el mismo éxtasis de amor infinito.
Y así el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo invaden el alma, la deifican y la convierten en uno por amor.


Beata Isabel de la Trinidad
Año 1902
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Aporte de: La Hna Isaqui.
“Sólo se es libre cuando se tiende

hacia algo apasionadamente”

Mujer, contemplativa, apasionada por Dios. Isabel, como tantos otros santos, es testigo de la gran riqueza del hombre, de su interioridad habitada y de su profunda dignidad. En un mundo como el nuestro, paradójico y superficial, Isabel apuesta por una revalorización de nuestro ser, y de su núcleo más profundo, del que brotan las decisiones más libres y auténticamente humanas. El hombre de hoy vive de apariencias, y confundido entre un gran almacén de ofertas y de pretendidas libertades, que insensiblemente lo ahogan y esclavizan. El hombre no es feliz.

El hombre de hoy, sumido en la cultura del bienestar, no se halla plenamente satisfecho, pues siempre podrá desear más de lo que la simple comodidad o el consumismo puedan ofrecerle. El hombre, enredado en este océano de ofertas, pierde considerablemente su identidad más profunda. Y es aquí, precisamente, donde el testimonio de Isabel puede ofrecer una palabra de aliento: se puede vivir desde el silencio; y desde una sencilla mirada interior e incluso solitaria, podremos descubrir nuestra verdadera identidad, la cara más humana del hombre.

En esta soledad solidaria que nos muestra Isabel, la persona de hoy podrá percibir que el verdadero sentido de la existencia humana radica en la donación amorosa a su prójimo, o al Otro, desde su ser más genuino, único y auténtico.

Sor Isabel es profeta, y su mensaje es muy válido para el mundo de hoy. Ya lo fue en su tiempo, pero lo sigue siendo ahora, porque Dios está presente en las entrañas más profundas de nuestro ser, y porque Dios no ha muerto, sino que tiene Palabras para el hombre, como las tuvo ayer, y las tendrá hoy y siempre. Y, por esta razón, alabar a Dios con la propia vida es el mayor don que Él mismo nos pudo regalar. Desde la fe, el cielo puede vivirse ya en la tierra.